El verano 2019 comenzará oficialmente este viernes, 21 de junio, a las 17:54 (horario para la zona de Europa central). La estación, que para muchos es la más deseada de todo el año, durará exactamente 93 días y 15 horas. Como anécdota, te contamos que este verano que está por venir traerá consigo dos eclipses: el primero, de sol, se producirá el dos de julio, y el siguiente, que tendrá lugar el día 17 del mismo mes, será de luna y parcial.

Pero la estación de las vacaciones nos brindará también el consabido calor. Mucho calor en algunos casos. Por eso ahora, más que nunca, es importante recordar ciertos hábitos de vida que no sólo son saludables sino que, en el caso de niños y personas mayores, es imprescindible seguir para que no sufran problemas de salud propiciados por el fuerte calor que podemos llegar a padecer.

Son tres las pautas fundamentales que te vamos a recomendar: hidratarse, llevar una alimentación sana y equilibrada, y evitar la vida sedentaria.

Hidratarte, vital para no sufrir un golpe de calor

¡Ojo con los niños y las personas mayores! Beber agua en abundancia es necesario para todos nosotros, pero hay que tener un especial cuidado con los ancianos y los más pequeños, puesto que son los grupos de edad más vulnerables.

Hay mayor riesgo de deshidratación en los niños porque durante las edades anteriores a la juventud la temperatura del cuerpo sube con mayor facilidad durante el desempeño de alguna actividad física, y lo mismo ocurre en el caso de los ancianos, aunque las causas en ellos se deben a enfermedades asociadas a la edad o los propios desequilibrios fisiológicos y neurológicos asociados al envejecimiento.

En los niños, la sudoración puede aumentar unos 30 ml. por cada grado que suba la temperatura ambiental. Así que, mientras estén expuestos al sol o realizando una actividad física prolongada en las horas de calor, lo más recomendable es darles agua cada 15 ó 20 minutos. No es necesario que beban grandes cantidades. Lo más adecuado es repartir proporcionalmente el consumo en pequeñas tomas.

Las cantidades diarias recomendadas van de los 0,6 litros en el caso de los bebés menores de un año, hasta los 2,6 litros para los adolescentes.

Así que cuando, antes de salir, metemos en la mochila de nuestros hijos la botellita de agua y les recordamos que beban de vez en cuando para no deshidratarse, estamos haciendo no sólo lo correcto sino lo más recomendable.

Y es que hidratarse es absolutamente imprescindible, no sólo para evitar una peligrosa subida de la temperatura corporal, sino también para mantener estables nuestras capacidades físicas y cognitivas y para eliminar las toxinas del organismo.

También en el caso de las personas mayores es muy importante que beban agua cada poco tiempo, incluso aunque su actividad sea notablemente inferior a la de los niños y de los adultos, o aunque se trate de personas totalmente sedentarias. No olvidemos que ellos también pueden sufrir aumentos de su temperatura corporal.

[Protege tu piel del sol usando aceite de oliva. Aprende cómo hacerlo en este post]

Come bien: el verano no tiene que ser una excusa para dejar de cuidarte

La dieta mediterránea es el mejor hábito alimentario que podemos seguir. Con el aceite de oliva virgen extra como una de sus bases fundamentales, se trata de una dieta que aporta antioxidantes y toda una serie de beneficios nutritivos.

Pero llegado el verano es muy recomendable complementarla con frutas típicas de esta estación, tales como el melón, la sandía, las ciruelas o los melocotones, muy ricas en agua. Es importante que sean de temporada, pues al momento de comprarlas deberían estar en su punto óptimo de maduración y, por tanto, conservarán mejor sus nutrientes. Un mínimo de cinco piezas de fruta o verdura al día es lo ideal.

Comer con moderación es casi tan importante como hacerlo sanamente. Evita las comilonas. Comer más de lo necesario, además de propiciar digestiones pesadas y cargadas de molestias, incrementará los niveles de grasa y toxinas en tu organismo, ya que al pasar muchas horas del día tumbados en la playa o descansando de cualquier otro modo se reduce mucho la cantidad de energía que necesitamos para nuestra actividad diaria, y por tanto el aporte calórico que requerimos.

Y, aunque suene doloroso o incluso te provoque una sonrisa socarrona leer lo que viene a continuación, los expertos dicen que los helados, la cerveza, las tapas, la comida rápida y el típico bocadillo que te llevas a la playa están entre los más encarnizados enemigos de nuestra dieta. Así que consúmelos con sentido común o, si tienes fuerza de voluntad suficiente, ¡evítalos todo lo que puedas!

Y, por supuesto, cuidado con las posibles intoxicaciones, no sólo las relacionadas con la higiene y la conservación de la comida, sino aquellas que puedes sufrir si viajas a destinos exóticos, donde te puedes topar con algún alimento al cual tu organismo no reaccione demasiado bien, por ejemplo con una alergia.

¡Muévete!

Pasa todos los días un rato al aire libre, ya sea corriendo, practicando relajadamente el deporte que más te guste, paseando en bicicleta o simplemente jugando con tus hijos. Lo importante es esquivar los hábitos sedentarios de los que ya somos esclavos durante el invierno por causa del trabajo u otros motivos. Además de mantenerte en forma, el ejercicio físico libera endorfinas, uno de los neurotransmisores que generan en nuestro cerebro las sensaciones relacionadas con la felicidad y el bienestar psicológico. El ejercicio físico te permitirá asimismo compartir un tiempo de calidad con tu familia o amigos.

Hazlo a tu ritmo. No se trata de correr una maratón todos los días. Escoge actividades placenteras que puedas desarrollar a tu ritmo, mejor si es en compañía, y elige las horas de menos calor. Si lo deseas, será el momento de marcarse pequeños objetivos como la pérdida de algo de peso, pero sin obsesionarte. Bastaría, y ya sería estupendo, con que simplemente aprovecharas para incorporar a tu vida un hábito sano que pudieras continuar practicando durante el invierno y convertirlo en una rutina que te haga sentirte bien. Así que procura disfrutarlo, no estresarte ni acabar exhausto.

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