El aceite de oliva es un producto que se conoce casi desde el principio de nuestra historia. Antes de extenderse por prácticamente todo el mundo y que se supiera que se trata de uno de los alimentos más beneficiosos que podemos tomar, nuestros antepasados ya lo estimaban muchísimo y lo usaban por sus propiedades nutritivas y curativas, e incluso para cuidar la piel.

El olivo es originario de la cuenca mediterránea. Ya los pueblos neolíticos recolectaban aceitunas silvestres ocho mil años antes de Cristo, en la zona de Asia Menor y en lo que luego se convirtió en la antigua Grecia.

No está claro cuándo ni dónde se empezó a cultivar olivos en las comunidades prehistóricas, pero se especula con que quizá fue en la propia región de Asia Menor, en Oriente Próximo o en alguna parte de Mesopotamia y el Creciente Fértil.

Sea como sea, existen evidencias arqueológicas de que ya se extraía aceite de oliva en torno al año 6.000 a. C., siendo muy intenso el cultivo del olivar hasta el año 1.500 a. C. en la costa este del Mar Mediterráneo. De hecho, las primeras ánforas usadas para conservar aceite que se han descubierto datan de tres mil quinientos años antes de nuestra era.

Entre los años 2.600 y 2.240 a. C. tuvo su esplendor económico y cultural la antigua ciudad de Ebla (cerca de la actual Alepo, en Siria). Allí, sus escribanos ya hacían constar en los archivos reales el comercio del aceite que se extraía de los olivos que crecían en las tierras del rey y la reina.

Además, la Biblia ya menciona el oro líquido en sus páginas. En el libro del Éxodo se alude a la extracción del aceite en Egipto, que era custodiado por los sacerdotes en unos recipientes especiales ubicados dentro de los templos. Se cree que las más de cien prensas encontradas en la ciudad israelí de Ecrón eran capaces de producir en aquella época entre mil y tres mil toneladas de aceite tras cada cosecha. Como curiosidad, en Oriente Próximo todavía hoy en día se usan prensas de aquel tiempo y del periodo romano posterior.

Como decíamos, Egipto tampoco escapaba a la fascinación por este producto. Sus faraones y cortesanos lo importaban de Creta, Asiria y Canaán dos mil años antes de Cristo, donde además era una importante fuente de comercio y riqueza.

Tan apreciado era por las clases pudientes de los antiguos imperios que, de hecho, se han hallado restos de aceite de oliva en vasijas encontradas en una tumba de cuatro mil años de antigüedad localizada en la isla de Naxos, en el Mar Egeo.

Como hemos dicho al principio, no sólo se empleaba como alimento, sino que también era un ingrediente importante en rituales religiosos, en medicina, como combustible para las lámparas de aceite, para hacer jabón y como producto para cuidar la piel.

Un poco más adelante, fenicios y cartagineses exportaron tanto el cultivo del olivo como sus productos hacia las ciudades etruscas y de la Península Ibérica donde se fueron asentando a partir del siglo octavo antes de Cristo, e incluso hasta las Galias, donde las aceitunas y sus beneficios fueron conocidos algunos siglos después gracias a las tribus celtas.

Como no podía ser de otro modo, ya que se trata de un producto netamente mediterráneo, Grecia y Roma también convivieron con el aceite, especialmente en sus cocinas. Autores de la época como Herodoto, Apolodoro, Plutarco, Pausanias y Ovidio ya hablaban de que la ciudad de Atenas recibió su nombre por la diosa Atenea, uno de cuyos atributos era el olivo, al cual los atenienses consideraban una parte esencial de su identidad en contraposición a los atributos marítimos de Poseidón, el dios de las aguas, pese a que la griega también fue una cultura muy relacionada con el mar.

Antigua prensa de aceite encontrada en la ciudad turca de Bodrum

Antigua prensa de aceite encontrada en la ciudad turca de Bodrum

Asimismo, los espartanos usaban el aceite para frotarse el cuerpo durante sus ejercicios gimnásticos, y su uso cosmético ya se había extendido por toda la Hélade para el siglo séptimo antes de Cristo.

Incluso el filósofo Aristóteles ya lo recomendaba como anticonceptivo, mezclado con otros productos en una mixtura que aconsejaba aplicarse a las mujeres en el útero.

Molino de aceitunas de Pompeya, datado en el año 79 d. C. En latín se conocía con el nombre de trapetum.

Por cierto, en la imagen que encabeza este artículo puedes ver una prensa de la antigua Grecia descubierta en Klazomenai, territorio que actualmente pertenece a Turquía.

Finalmente, ya durante el imperio romano los olivos estaban extendidos por toda la cuenca mediterránea, y desde entonces no ha dejado de ser un producto esencial de la dieta características del sur de Europa.

La manufactura del aceite. Grabado de Jost Amman (siglo XVI)

La manufactura del aceite. Grabado de Jost Amman (siglo XVI)

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