En un post anterior te explicábamos cómo reciclar el aceite de cocinar que ya no vas a usar más, y por qué es importante hacerlo. Léelo aquí.

Reciclar es una forma de contribuir con nuestra parte de responsabilidad con el medioambiente y la salud del planeta. Pero otra posibilidad es emplear nosotros mismos el producto para darle una segunda vida. Por ejemplo, fabricando jabón casero.

Si quieres aprender cómo hacerlo, sigue leyendo.

[Por cierto, ¿quieres saber cómo cuidar tu piel con aceite de oliva? Entra aquí y descúbrelo]

Pero antes de empezar tenemos que darte unos consejos básicos para tu seguridad. Consejos que deberás seguir dada la peligrosidad del uso inadecuado de algunos de los ingredientes que vamos a necesitar.

La sosa caustica, fundamental en la fabricación del jabón, es altamente corrosiva. Además, al mezclarse con el agua desprende calor en grandes cantidades y humo tóxico.

Así que ponte un jersey o camisa de manga larga, guantes de goma de los que se usan para la limpieza y gafas protectoras para proteger los ojos de posibles salpicaduras.

Si sigues estos pasos adecuadamente no tendría por qué pasarte nada.

¿Todo listo? ¡Al lío!

Vamos a necesitar:

–          2 jarros de cristal de boca ancha

–          Una batidora

–          600 gramos de aceite de oliva

–          80 gramos de sosa cáustica en gránulos

–          200 mililitros de agua

–          Moldes de silicona de los que se usan para hacer pasteles o madalenas. Si no, tuppers de tamaño pequeño.

Sigue estos pasos:

1.       Ponte los guantes y las lentes.

2.       Vierte el agua en uno de los jarros.

3.       Pon el jarro bajo la campana de la cocina y enciende el extractor al máximo.

4.       Añade CON MUCHO CUIDADO la sosa caustica. Hazlo poco a poco, de forma muy gradual, de manera que se vaya produciendo lentamente la reacción química, aumentando el calor de manera progresiva y disolviéndose la sosa a ritmo pausado. Necesitaremos el extractor para que absorba el humo que se vaya produciendo. Si dispones de terraza, haz esta operación a cielo abierto. Pero NUNCA lo hagas al revés: no eches el agua sobre la sosa.

5.       Deja reposar la mezcla hasta que su temperatura baje hasta los 40 grados aproximadamente. Si vas a usar un termómetro para comprobarlo, deberá ser de cristal.

6.       Calienta el aceite hasta más o menos 40 grados y échalo en el otro jarro. Vierto sobre él la mezcla de sosa y agua que has preparado en los pasos anteriores.

7.       Es el momento de usar la batidora. Primero, empléala con el brazo apagado, solamente removiendo la mezcla como si se tratara de una cuchara, suavemente.

8.       Una vez que todo esté bien mezclado, enciende la batidora y úsala de forma normal como lo harías para cocinar. Verás que la mezcla va cambiando de estado en varias fases. Cuando haya alcanzado una consistencia similar a la de un puré, paramos.

9.       Opcional: añade ahora aceites esenciales, semillas, café molido, piel de limón o naranja rallada… Servirán para darle olor y diferentes propiedades al jabón. Hay muchas posibilidades con las que jugar. Remuévelo todo hasta que la mezcla quede homogénea.

10.   Finalmente, coloca sobre la mesa una tabla de madera con una toalla sobre ella. Pon sobre esta los moldes de madalenas, tuppers o los recipientes que hayas decidido emplear. Rellénalos hasta el borde con la pasta que has fabricado. A continuación, envuelve el conjunto con la toalla, cógelo por la tabla de madera y deposítalo en un sitio donde se pueda quedar reposando durante un día entero. Tras 24 horas, saca el jabón de sus moldes y déjalos al aire libre o envueltos en papel de cocina con el fin de que el jabón se termine de endurecer y pierda los restos de agua que le puedan quedar aún. Por último, deberás dejar que pase un mes para que se complete el secado y el pH del jabón alcance su punto de equilibrio.

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