En 1985, Miguel Mellado adquiere, gracias a sus ahorros de toda una vida de trabajo como emigrante en el extranjero, una finca en lo que hoy se denomina Paraje de Monforte.

Lo que allí encontró fue un olivar en decadencia, que sólo tras muchos años de esfuerzo y dedicación pudo reconvertir en un lugar más accesible, productivo y eficiente, y al que pudo dotar de nuevas plantaciones, delimitando las tres variedades de oliva para evitar su mezcla en la recolección, lo que nos permite ofrecer un aceite con gran personalidad.

Gracias a todo esto y al impulso del hijo de Miguel, que lleva su mismo nombre, ha nacido Aceites Adriana, con toda la esperanza puesta en el futuro.